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24 jun 2012

Periodista opina acerca de "BELIEVE"



Demonios! Lo primero que se viene a la mente al comenzar la escucha del nuevo disco de Justin Bieber es una exclamación de sorpresa. Porque “All around the world”, el tema que abre “Believe”, es un combo bien dado a ese niño insípido de “Baby”. Un arranque incendiario de pop plástico que parece decir que, ahora sí, la aparición de un nuevo fenómeno de masas es en serio. 


La participación de Ludacris es apenas una anécdota al lado de los beats de fiesta y los bajos endemoniados del nuevo Justin, que ahora escarba en todos los trucos que hicieron de Madonna y sus sucedáneos un producto de “quality pop”. 


La gracia es que el truco no se repite tanto, sino que muta a lo largo del disco, el que suena más parecido al de las nuevas divas del pop (piense en Beyonce o Rihanna) que al propio pasado de Bieber.


No se trata de un ejecicio de originalidad tampoco. Referencias a otros artistas pop hay varias. “Boyfriend”, por ejemplo, funciona como una aproximación a Justin Timberlake (un breve rapeo incluso le da sabor). “As long as you love me” comienza como si fuera un pobre pastiche de Backstreet Boys (si es que eso es posible), pero gracias a una producción con buen ojo evoluciona hacia una especie de remezcla dubstep. Algo similar pasa con “Take you”, otro track que te manda directo a la pista de baile después de una fracturada estrofa.


Otro punto interesante es el buen balance del repertorio, entre baladas, guiños al R&B, canciones más encendidas y temas bailables. “Right here” es una buena muestra de eso, mientras “Fall” y “Die in your arms” son lo más parecido al antiguo Justin. Y posiblemente es el momento en que paga las cuentas con sus fanáticas. Son piezas acarameladas y, probablemente, las menos jugadas del disco.


Hacia el final está la canción que le da nombre al álbum. “Believe” es un caso aparte. Sorprende cómo va revelando lentamente sus partes para pasar de una balada común a una pieza de pop apoteósico, con coros y cuerdas.


Más allá de la opinión que cada uno pueda tener sobre Bieber y su irrupción en el mundo de la música, aquí hay un disco digno, con una producción acertada y mejores canciones (no brillantes, claro está) que las de su corto catálogo previo, las que se hacen cargo de las limitaciones del intérprete. Un paso necesario para ampliar el público y convertirse en una figura transversal.
(Terrachile.com) - Daniel Vega






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